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martes, 24 de febrero de 2009

Sedúcelos con tu voz


La voz es nuestra personalidad y muchas veces nos identifican solamente por la manera en que hablamos. Aquí te pasamos unos consejillos para tener una voz hermosa, firme y segura.

¡No los duermas!

Primero tienes que pensar qué es lo que quieres decir y, cómo lo quieres decir. Una de las técnicas más efectivas que tienes a la mano, es que agarres cualquier libro y te pongas a leerlo en voz alta, esto te ayudará a darle intención a las palabras. Tú misma sabrás cual es la forma de manejar un discurso, una petición o un reclamo para que no se oiga monótono.

Consigue una grabadora en la que te puedas grabar cuando estés leyendo, después, regresa el cassete y escúchalo... Ni tú creías que tu voz se iba a escuchar así ¿verdad? Pero no preocupes, pues así como oyes tu voz en un reproductor de cintas, es como los demás te escuchan. Esto no debe de hacerte sentir mal si tu voz no es la más dulce o la mejor de todas tus amigas; simplemente ahí es cuando te das cuenta si te hace falta hacer más pausas al hablar, o darle más energía a tus frases, etc.

¿Atropellas palabras?

Si hablas muy rápido y no se te entiende nada, agarra un lápiz y muérdelo bien; después ponte a leer algo y el chiste de esto es que se te entienda todo lo que lees, aún con el lápiz en la boca. Practícalo y verás resultados en poco tiempo.

¿Qué dijiste?

Si tu voz es muy bajita, comienza a subir tu tono poco a poco, hasta que los demás se den cuenta de que ya no estás hablando como siempre, y por fuerza te escucharán y no tendrán que estarte diciendo. “¡Habla más fuerte!”.

¡¡Ya bájale al volumen!!

Si sientes que tu tono de voz es muy alto y que de repente te hacen caras de “bájale el volumen” o de plano no sirves para pasar las respuestas del examen porque hasta la oficina del director se oye tu voz, también tienes remedio. Lo único en lo que tienes que aplicarte, es en leer para ti misma cualquier cosa, y vayas bajando tu tono de voz, pero sin dejar de escucharte ni que se pierdan tus palabras.

Ahora que si de plano eres una gritona compulsiva, puedes tener algún problema en tus oídos que no te deja escuchar bien y por eso gritas, porque crees que los demás tampoco escuchan. Para salir de dudas, ve a revisarte con el doctor para arreglar tu problema. Las cantidades de sesiones variarán según el método empleado por tu doctor.

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