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lunes, 23 de febrero de 2009

Adolescentes y alcohol: Cómo hablar

Nadie pretende ser un padre despreocupado, pero es difícil mantenerse alerta y hablar con los hijos de temas complicados cuando se está continuamente ocupado. "El que los padres entiendan mejor los efectos fisiológicos del alcohol en el cuerpo y el hecho de que sus hijos puedan estar empezando más jóvenes, puede motivarlos a mantener esta conversación, en ocasiones incómoda", señala Shirley Malcom, directora de la Oficina de educación y Recursos Humanos de la AAAS. "Ahí es donde puede ayudar la ciencia".

Los miembros de The Science Inside Alcohol Project de la AAAS están escribiendo un libro para padres de niños de secundaria y desarrollando un currículo interactivo basado en Web sobre salud y ciencia que explica cómo afecta el alcohol al cerebro y el cuerpo de los adolescentes. Basándose en una investigación exhaustiva, el equipo de la AAAS sugiere cinco pasos que los padres pueden seguir para hablar con sus hijos sobre el alcohol.

1. Encontrar los momentos adecuados de los que extraer una lección: vivimos en una cultura de famosos. Si un famoso al que tu hijo admira admite tener un problema con la bebida, o si se produce un ejemplo de abuso del alcohol en tu comunidad, aprovecha para hablar de ello. Pregúntale si conoce a alguien que beba alcohol y si lo hace en las fiestas o lo ha llevado al colegio. Responde a sus preguntas. Mantén esta conversación a menudo.

2. Habla con tus hijos cuando las cosas están bien: los adolescentes son seres imprevisibles y hormonales. Son dulces y maravillosos en un momento determinado y explotan al siguiente. Elige un momento en que el ambiente esté tranquilo y estén atrapados, como por ejemplo, en el asiento trasero del coche. No aceptes un no por respuesta.

3. Implica a tu hijo en la Ciencia del Alcohol: los adolescentes se implican con facilidad. El alcohol puede causar perdidas de memoria, afectar negativamente al rendimiento deportivo, llevar a comportamientos embarazosos e influir en cómo se sienten y en su aspecto. Haz que sean conscientes de estos hechos. Si hay una historia de alcoholismo en la familia, háblales de la predisposición genética hacia el consumo de alcohol.

4. Mantente alerta: no hay otra opción que controlar a los hijos. Establece un toque de queda temprano. Procura saber donde se encuentran en todo momento, incluso si no están en casa una noche, asegúrate de que puedes ponerte en contacto con ellos por teléfono. Intenta conocer a sus nuevos amigos y a sus padres, y averigua cuáles son sus reglas y su nivel de compromiso.

5. Aprende a confiar en tu hijo: ahora es el momento de comprobar que todo el trabajo que has realizado para crear un sistema de valores para tu hijo ha valido la pena. Esteblece unos límites y refuerza las reglas, pero recuerda dejar espacio a tu hijo para que tome sus propias decisiones, dentro de lo normal. Felicítalos cuando lo hagan bien. Eso vale más que mil palabras.

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